7/7/10

LA DESIGUALDAD SOCIAL VISTA DESDE LA ESTADÍSTICA.

Indicadores e índices para resumir en unos pocos datos las características de determinados objetos de estudio, poblaciones en particular, es algo común en las ciencias sociales. Como algunas veces no son considerados los indicadores pertinentes o son insuficientes dado el carácter de simplificación del método no se alcanzan los objetivos perseguidos. Asimismo existen manipulaciones de los índices en función de intereses de sectores públicos o privados. Una complementación de estos intereses se realizó en los años de la última dictadura cuando se creó el índice de precios al consumidor “no cárneo” dado que la carne es el consumo con mayor ponderación dentro del citado índice, con el objeto de que el índice normal presentara valores de inflación rebajados. Cuando se superó esta situación, es decir una vez alcanzado el precio deseado por los productores, se volvió al índice habitual. Análogamente durante el gobierno de Menem se reestructuró el índice de desocupación incluyendo los planes Trabajar con lo que se rebajó el índice. Actualmente, se incluyen como válidos algunos precios en el IPC, que son el producto de convenios con sectores empresarios, que por lo general brillan por su ausencia en las estanterías. Se logra así también una rebaja del índice.
Cuando el uso de los índices se absolutiza por lo general sin alcanzar niveles de análisis suficientes se desinforma a los lectores manipulándolos. Por ejemplo, en muchas ocasiones se trata de medir el índice del bienestar de una población mediante el PBI per cápita. En primer lugar el PBI per cápita es un promedio y por lo tanto no da cuenta de la distribución de la riqueza. Suele ocurrir que un promedio razonable esté acompañado por una gran parte de la población por debajo de la línea de pobreza. Realmente lo que hay que medir son los bienes que se pueden adquirir según las horas trabajadas en relación con el PBI per cápita, que generalmente está dado en dólares. Como colofón, en 1999 los datos que se publicaron del PBI estaban inflados como se reconoció a posteriori.
El estudio estadístico de las desigualdades, en particular la social, tiene bibliografía en castellano desde hace sesenta y cinco años (Gini, Corrado: Curso de estadística, Editorial Labor, 1935.) y no necesita de conocimientos de matemáticas superiores, a pesar de lo cual es poco mencionado en los medios tanto por economistas, ni por periodistas económicos, quedando así su consideración casi excluida del flujo informativo.
De los diversos índices propuestos el de Gini es el más usual, que al poner la distribución de una variable en una población dada en comparación con otra que es la más equitativa posible respecto de la misma variable. La desigualdad en dicha población, respecto de la variable considerada, (p. ej. ingresos, tamaño de las propiedades rurales y toda otra variable de concentración), se mide por la diferencia entre ambas distribuciones.

Cálculos
Estas variables que suelen presentarse en la forma: el 20% con mayores ingresos de la población tiene el 52% del total de los mismos, mientras que el 20% con los menores ingresos tiene sólo el 4%, necesitan para la aplicación del índice de Gini tener en cuenta al resto de la población agrupada en intervalos iguales p. ej. 20%, lo que nos determina cinco intervalos que convencionalmente se ordenan desde el 1 que contiene a la población de menores recursos, hasta el 5 que corresponde a la de mayores recursos, indicando asimismo con Pi e $i la población y los ingresos acumulados hasta el intervalo i en las dos últimas columnas, que como veremos se usan en el índice para determinar la desigualdad:
En efecto, en cada fila se puede observar la diferencia de los ingresos de la población con respecto a la distribución equitativa de los mismos, pudiéndose formar así la tabla 2, donde están todos los componentes que intervienen en la fórmula, por lo que la mayor parte de nuestras referencias de aquí en más lo serán en relación con estas tablas de valores acumulados:
El índice de Gini G se define mediante
o sea que el último intervalo no se toma en cuenta. Para el ejemplo de la tabla 2 resulta G = 108/200 = 0.54. Es importante determinar si el índice cumple con las condiciones que lo hacen útil como tal. En primer lugar el valor de G no depende de las unidades en que se midan los valores, así p. ej. En la tabla 2, se dan las cifras en porcentajes. Pasando a decimales se tiene la tabla 3:
Ahora resulta G = 1,08/2 = 0,54. Ante el cambio de escala G permanece constante, no depende de las unidades en que se mida: pesos, dólares, etc.
En segundo lugar el índice así formulado, varía entre 0 (igualdad) y 1 (máxima desigualdad), como se puede observar a partir de las tablas 4 y 5 respectivamente:
De acuerdo con la distribución de los ingresos en esta tabla, se produce una situación de equidad en el sentido que la población de cada fila recibe similar ingreso al de cualquiera otra fila, o sea el 20%, y por lo tanto acumula de 20 en 20% (tercera columna). Aquí es G = 0. Por el contrario, la situación de mayor desigualdad se daría si el estrato de mayores recursos recibiera el total de los ingresos, tal como se ejemplifica en la tabla 5:
En este caso la cuarta columna de la tabla es casi la misma que la de ingresos original, sin acumular, por cuanto las primeras cuatro filas no aportan para dicha acumulación. Ahora G = 200/200 = 1. Quiere decirse que la variación total del índice desde la situación de equidad hasta la de mayor desigualdad es igual a 1, con 0 y 1 como los respectivos valores extremos. Por lo general la desigualdad social en los países oscila en valores intermedios como se verá más adelante.

En muchos países, incluido el nuestro las cifras oficiales de ingresos, p. ej. las suministradas por la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), se dan por deciles, diez intervalos en lugar de quintiles, cinco intervalos, como se ha hecho en todas las tablas anteriores por razones de mayor claridad expositiva. Además en nuestro caso se dan con una cifra decimal como puede verse en el cuadro 26 de dicha encuesta: Población total según escala de ingreso individual. Es un ejercicio interesante comparar los datos de las olas de mayo de 1991 y mayo de 2002 de la referida encuesta para el Gran Buenos Aires, que incluyen todo el período de vigencia del modelo de convertibilidad (Tablas 6 y 7), Se realizaban por esa época dos olas por año, en los meses de mayo y octubre. Dado que a nivel país no existen los datos para todo el período, se tomaron los del GBA.
Ahora debe tenerse en cuenta que las sumas de la fórmula se extienden a los nueve primeros intervalos. Como consecuencia de los cambios operados en la distribución de ingresos en el período mayo de 1991 – mayo de 2002, el índice de Gini creció de 0.481 á 0.531.
Del libro Manuel Castells: “La era de la información”. Economía sociedad y cultura. Vol. III El fin del milenio, Siglo XXI, México.1999, se extraen los índices de otros países que permiten ubicar el sentido del incremento observado en el nuestro. Así en la página 150 se establece para los países industrializados G = 0.41 o menos, a excepción de los Estados Unidos (página 156) con G = 0.45 (1995), aunque en 1967 fue G = 0.40, según este autor la mayor contribución a este incremento pertenece al período 1983/92 (Reagan, Bush), otros valores volviendo a la página 150 son: 0.48 (Malasia), 0.50 (México), 0.61 (Brasil) y 0.65 (Sudáfrica).
Un caso de disminución radical de las desigualdades se dio en Taiwan entre 1953 y 1980, con la baja del índice de 0.56 á 0.30 (página 284). Esto se dio en el marco de un crecimiento medio anual del 8.7% para el período 1953/82, con una fuerte intervención estatal. Estos datos suministran adicionalmente otra información ya que con políticas conservadoras como las de Reagan y Bush en los EEUU y el Plan Cavallo en nuestro país G aumenta, y cuando se realizan políticas de crecimiento G disminuye, como en el caso de Taiwan. Si bien el número de casos registrado es pequeño, constituyen un fuerte indicio en contra que estos modelos conservadores tengan efectos no deseados reduciendo esta conocida disculpa a una mera coartada.

No hay comentarios: